La guerra contra el Isis desvela la independencia de facto del Kurdistán iraquí
Cuando el viajero cruza desde Turquía la frontera y alcanza el presunto lado iraquí, no puede evitar sorprenderse al constatar que en el paso fronterizo no hay ninguna bandera de Iraq. La única enseña que ondea en todos los postes, con sus tres colores: rojo, blanco, verde y su dorado sol en el centro, es la del Kurdistán. Si tras la caída del régimen de Sadam Husein los kurdos iraquíes gozaban de una autonomía casi total, la guerra contra el Isis, y la necesidad occidental de armar a los peshmergas, las milicias kurdas, para detener a los integristas del estado islámico, ha conseguido que, a efectos prácticos, los kurdos tengan, por fin, un estado independiente.
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